BUEN CAMINO

Calle/Ángel Guimerá (Valencia) Fotografía tomada por Michelle Quishpe

Nos subimos en un coche para emprender un viaje sin destino fijo. Al igual que en la vida, las decisiones son constantes, en el último momento puedes pegar un volantazo y cambiar el rumbo. Seguimos recorriendo nuestro camino para ir más  allá de nuestros límites, porque somos los conductores y guías de este pequeño coche en una ciudad tan grande... No importa el color, ni el modelo, ni si es viejo o nuevo: nuestra armadura nos protege, haciendo que sólo se vea lo exterior. Mientras recorremos este trayecto perdurable y a la vez efímero, observamos las vistas desde una ventana un poco empañada. Los pequeños paisajes parecen tan bonitos que a veces cuesta saber si estamos en la realidad o al contrario.

Plaza del Ayuntamiento (Valencia) Fotografía tomada por Isabelle Webber

Toca bajar al mundo exterior, salir del coche, quitarse la armadura, y mirarlo todo desde otra perspectiva. A veces toca ser el peatón y dejar el puesto de conductor. Entonces estamos ahí, en un paso de cebra, esperando la señal para poder pasar y seguir con nuestro camino. Esa espera puede ser eterna o sorprendentemente corta. Mientras estamos ahí, quietos, nos vemos solos, rodeados de gente. Gente desconocida con la que, en ocasiones, coincidiremos en un futuro y se convertirán en personas importantes para nosotros. O a la inversa, seguirán siendo completas desconocidas. El semáforo se pone en verde, llega el momento de seguir. En segundos nos cruzamos con decenas de personas. Igual que vienen se van. Al pasar nos exponemos a peligros, a que un conductor distraído se despiste y dificulte nuestro viaje. Pero en la vida debemos arriesgar para seguir, así que continuamos.

Total, de eso se trata la vida, ¿no? De arriesgar, perder o ganar.Y continuar. 

Buen camino.

Nota: "Buen camino" es el saludo propio de los peregrinos.